jueves, 8 de octubre de 2009

10 Pasos para ser un creativo exitoso en México

Aunque el título de este "post" sea más largo que la carrera artística de Chachita, en esta ocasión intentaré ser breve. Comenzaré diciendo que estas colaboraciones tienen el único propósito de compartir algunos puntos de vista de su servidor, respecto de temas que nos atañen a quienes fuimos a caer en la tentación de dedicarnos a lo que nos gustaba y no a lo que nuestros tíos y abuelitos se habían dedicado por generaciones, con tan buenos resultados que nos pudieron pagar la universidad, para que nosotros tuviéramos una profesión creativa. Y es allí donde se prendió la mecha, como decía mi tía La Chata, que aunque no era cuetera, sí sabía identificar el olor a pólvora. Y ahí vamos los babotas que tomamos el destino en nuestras manos, y a nuestros 17 años decidimos con amplio criterio lo que queríamos ser por el resto de nuestra vida. Si yo hubiera sido mi papá, me hubiera dado chance de decidir qué mactrío quería para comer de camino a la universidad, y me hubiera metido a Ingeniero en Mecatrónica, o ya entrado en gastos, me habría obligado a saltarme la prepa para ir recomendado con su primo de la Cámara, que allí había muchísimo futuro en aquellos ayeres. Y si no, pregúntenle a mi primo y verán cómo les contesta desde San Lázaro, con su Blackberry Pearl, que le ha ido rete bien. Pero bueno, finalmente mi papá quería que fuera gente de bien. Y bien que me dejó escoger la cámara, pero la de video que me trajo de Miami. Y que empiezo a hacerla de “rializador”. Veintidós añitos después, aquí estoy sentadito frente al ordenador preguntándome, y de paso preguntándoles a ustedes, ¿qué es eso de la creatividad y porqué todo mundo la ejerce profesionalmente como si tal cosa?

No estoy seguro respecto de la definición formal de creatividad, y supongo que decir que existen diez, o cinco, o mil pasos para llegar a aplicarla exitosamente, se opone al mero principio de lo que debería ser lo creativo. Para mí, el ejemplo esencial de creatividad es Dios. Miren qué ocurrente me salió, de hacer la luz, cielo, tierra, universo y habitantes en siete días. La creatividad es una de las capacidades más notables del ser humano. La cuestión es que hoy está tan devaluada, como poco ejercitada. Devaluada por quienes la solicitan como parte de un servicio, y poco ejercitada por todos los demás. Especialmente por quienes deberíamos se especialistas y al final, confiamos más en el típico “a ver qué se me ocurre mañana en la junta”, o en “en España, están haciendo algo parecido…”. Tal vez sucede que la creatividad una habilidad que “no paga”. O tal vez es justo eso, que vemos a la creatividad como una habilidad, y es mucho más que eso. Los estudiosos más serios del aprendizaje, como Howard Gardner, psicólogo estadounidense y profesor en Harvard, han desarrollado un modelo que es base de los estudios más avanzados de inteligencia en el mundo, llamado Modelo de Inteligencias Múltiples (http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_inteligencias_m%C3%BAltiples). Gardner dice que en el ser humano coexisten diversas inteligencias, independientes entre sí, y que se especializan de acuerdo al campo en que se desarrolle cada persona. Por ejemplo, un arquitecto o un cirujano, desarrollan conexiones en su cerebro, distintas a las que tiene un deportista o un bailarín. Eso no significa que unos sean más inteligentes que los otros. Los primeros desarrollan la inteligencia espacial. Los segundos, desarrollan la inteligencia corporal o cinestésica. Ahí está el detalle: Se desarrollan. La creatividad es materia prima del modelo de Gardner, pues se presenta como esencial en el desenvolvimiento de, cuando menos, 5 de los ocho tipos de inteligencias que él define, y como necesaria en todas ellas. El creativo profesional, desarrolla inteligencias como la musical y la lingüística, que son muy afines, pues existen en el hemisferio derecho, o hemisferio creativo, del cerebro. Pero también tienden a desplegarse en inteligencias intrapersonales y lógico-matemáticas, que se llevan a cabo en el hemisferio lógico, o izquierdo.
A pesar de ser uno de los pueblos más ingeniosos del mundo, el mexicano de hoy no valora su propia capacidad de crear. Tiro por viaje vemos cómo se importan ideas surgidas en otras naciones, desde políticas de gobierno y tecnología, hasta argumentos para televisión y campañas publicitarias. Hay un pequeño grupo en este último gremio, que se ha vuelto una élite denominada “creativos publicitarios”, y son como semidioses con acceso exclusivo al Olimpo, a palcos privados en el estadio azteca y que compran en las tiendas más vintage de NYC y desayunan en La Condesa, si viven en el D.F., y si no, se crean su mini Olimpo en donde estén. Debo aclarar que no tengo nada en contra de los creativos de agencia, creativos independientes o de ningún otro tipo. Mi única queja es que muchos de ellos son los primeros en adoptar estereotipos relacionados con la creatividad. Clichés de “lo creativo”. Eso es una contradicción. Si en aquellos tiempos de escoger profesión me hubieran dicho que ser creativo le daba a uno salvoconducto para no bañarse en una semana, vestir jeans roídos con gafa oscura modelo gota gigante marca Dolce & Gabanna comprada en el centro de Coyoacán y traer tenis con esmókin, mejor no hubiera puesto tanta atención a todas las ideas que me daban vueltas en la mente, y me hubiera ocupado más de mi imagen creativifílica. Yo sólo quería escribir, y pues como la facultad de Filsosofía y Letras me quedaba muy lejos, me metí a Comunicación, a cinco minutos de mi casa. Tampoco cambió mucho mis perspectiva de lo que quería, pero me apuntó como rifle Winchester calibrado, para darme cuenta de que el pichón al que tenía que dispararle (si hay algún ecologista indignado, en este momento aclaro que amo y respeto a los pichones, aunque no conozco a ninguno en persona), era a ése de desarrollar ideas. Como no había una carrera de ideófilo, o ya de perdis ideófago, pues me seguí de frente haciendo videos. Pero ya me desvié. Me regreso. La verdadera creatividad se da en todos los campos, y su esencia está en la libertad, no en los estereotipos. La creatividad es algo vivo, orgánico. Es como un fluido que no puede contenerse, si acaso encausarse. Que puede tomar la forma de su recipiente, pero en cuanto abrimos la compuerta, se mueve. Es algo abstracto que nace en nuestra mente, pero grita por tomar forma en el mundo material. Vive en los médicos, contadores, madres, artistas, científicos, niños, granjeros. Cualquier actividad humana es susceptible de contener ideas que propongan un punto de vista nuevo, para mejorar el anterior. Si existe una definición de creatividad, sería tan simple como ésa. Sin embargo, en el segmento del mundo laboral en que se requieren personas especializadas en tener un pensamiento alterno, que busque soluciones, caminos diferentes y mejores, es donde quisiera hacer mi última reflexión de este texto. En ése mundo al que llamaré de la “creatividad aplicada”, hacen falta dos cosas muy simples. La primera de ellas, es que quienes estamos a cargo o participamos de proyectos que involucren propuestas creativas, seamos los primeros en respetarla. Digamos que hoy en día se requiere de una profesionalización de la creatividad. Y esto no significa encasillarla en un método rígido. Cuando hablamos de profesionalizar algo, podemos pensar en la herencia del Selecciones del Reader’s Digest (o de Otro Rollo, para los más jóvenes) con “los 5 pasos para…”. Ya dijimos que ese tipo de estructuras no funciona en el terreno de la creatividad. A lo que sí me refiero, es a alejarnos de vicios como pensar que la naturaleza no estructurada de la creatividad significa caos. Si bien hay técnicas creativas muy útiles, como la famosa lluvia de ideas, el cielo azul, el mapa mental, la libre asociación de ideas, la verdad es que “la gran idea” es una combinación de talento puro y técnica. Ya lo dijo Pablo Picasso: “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. La creatividad profesional que no cumple con un objetivo práctico, sirve para muy poco, si acaso como anécdota. Es como el anuncio de televisión que todos comentan, pero nadie se acuerda qué vende. Aún en el terreno del arte, que a pesar de tener primordialmente aspiraciones subjetivas, existe un objetivo práctico en generar modelos estéticos partir de la realidad literal, para crear algo que vaya más allá en la mente y la vida de las personas. Umberto Eco, (www.umbertoeco.com/) el escritor y filósofo italiano cita en su libro titulado La definición del arte: “Un mensaje es artístico si supera el código que lo porta”. En éste sentido, y considerando que el arte es creatividad pura, la creatividad aplicada significaría ir más allá de lo que se espera, con el objetivo de poner aquellos valiosos recursos relacionados con el proceso creativo, como la estadística, el tiempo, talento, estudio, reflexión y experiencia, al servicio de un proyecto, comprometiéndose profesionalmente con el resultado, necesaria y urgentemente mediante una innovación en el proceso e idealmente, en la respuesta ante éste. Pero esto dista de ser una definición. Es más bien, una opinión. Hay tanto qué hablar acerca de la creatividad, que dejaremos un poco para después. Además, ya se me cansaron los dedos de tanto escribir. Ahora hay que ejercitar la imaginación. Hasta pronto, y si alguien sabe algo de mi tía La Chata, díganle que la perdimos cuando se hizo la rinoplastia. P.D.- No logré ser breve.

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